Acumulan miles y millones de seguidores en sus redes sociales, publican contenidos en blogs y algunos hasta salen en la televisión. ¡Qué tentadora oportunidad para nuestras marcas!

Pero como la mayoria de las cosas en este mundo, lo que importa es la calidad y no la cantidad.

Es decir, ¿deberíamos elegir a los influencers para nuestras acciones solamente en base al número de seguidores? No.

Antes de armar una acción y un contrato debemos considerar:

• la calidad de sus posteos (redacción, fotografía, SEO, contenidos propios)
• las marcas con las que se asocian (competidores, target, sector)
• la edad y sexo de su público (además de sus intereses, personalidad y estilo de vida)
  
• la frecuencia de publicación (además de la cantidad de posteos por semana, si es una frecuencia sostenida en el tiempo o es irregular)
  
• el ratio de likes (Se calcula: likes promedio / seguidores x 100 )
• si tienen un sitio web o blog donde publican contenidos (que también son leídos por su público, y su ranking en google o alexa.com)

Imaginemos los siguientes casos y sus asociaciones equívocas.

Trabajamos para una marca de cosmética de lujo cuyos productos tienen por target a mujeres mayores de 35. ¿Cuánto aportaría que una influencer con seguidoras adolescentes comente nuestro producto? Al corto plazo nada.

Lo mismo podría pasar si trabajamos con una marca de carteras de cuero y queremos que una bloguera vegana o eco-friendly nos recomiende.

También podría ser el caso de una marca de autos y un influencer que promueve el uso de bicicletas (¡Y que además no sabe manejar!).

Sí. Los números son tentadores. Pero muchas veces no aportan un rendimiento verdadero de la influencia que tiene ese personaje virtual, porque sus lectores no están interesados.

Si tenemos en cuenta el tipo de programa de televisión o el target de la revista, antes de pagar por un anuncio, ¿por qué lo olvidamos al elegir blogueros, youtubers o influencers?